Una mascota se considera geriátrica después de los siete años, en el caso de los perros, y pasados los nueve, si se trata de gatos. “Los perros de raza grande son mucho menos longevos que los de raza pequeña. Un perro pequeño, bien cuidado, puede durar entre 15 y 17 años; uno de raza grande, entre 10 y 12 años” señala Romero, agregando que los gatos viven mucho más —pudiendo sobrepasar los 20 años de edad—, “especialmente aquellos de apartamento que reciben la atención apropiada”.
El control veterinario en perros geriátricos consiste en una evaluación general que incluye hematología completa, perfil químico, un eco o electro cardíaco (si es necesario) y una placa de tórax, y debe realizarse cada año, según Romero.
Con respecto a los gatos, además de sus vacunas los controles veterinarios pueden ser un poco más espaciados, con cierta atención a la aparición de enfermedades habituales —sobre todo en adultos avanzados— como la leucemia felina y problemas en los riñones.
Mario Marczuk Dyurich, veterinario, explica que durante los primeros meses de vida, tanto perros y gatos acuden con mayor frecuencia al veterinario, ya que inician su plan de vacunación: “Los perros a las seis semanas y los gatos a las ocho semanas, vienen a recibir sus primera vacunas, y luego entre cada tres o cuatro semanas, hasta cumplir el proceso completo. Posteriormente, todos deberían venir al menos una vez al año a su revacunación, lo que permite también evaluar a las mascotas”.
Antes de poner las vacunas —cada año—, es importante estar seguros de que el paciente esté sano, porque no pueden administrarse cuando existe un estado de salud comprometido. Asimismo, dice Marczuk, la mascota debería acudir en la mitad de esa revacunación (cada seis meses) para una revisión preventiva.
Asistencia higiénica
Hay cuidados básicos de la mascota que puede asumir el propio dueño siguiendo las recomendaciones de su veterinario. “El baño regular, siempre y cuando no haya problemas en la piel que ameriten un baño medicado, se puede realizar en casa sin ningún problema”, expresa Marczuk.
Romero aclara que los baños mientras más espaciados, mejor. “Se recomiendan cada mes o mes y medio, y para animales de pelo corto puede pasar mucho más tiempo, siempre y cuando no tengan parásitos o alguna enfermedad: garrapatas, sarna, pulgas, infecciones en la piel, etcétera.” El cepillado puede prolongar el baño, y se aconseja hacerlo de cinco a diez minutos diariamente.
En cuanto a los gatos, se acicalan ellos mismos, pero si están muy sucios pueden bañarse con un champú neutro o cosmético, sin medicamentos.
Cuando la higiene se deja en manos de un centro veterinario, comúnmente incluye baño, limpieza de oídos y mantenimiento de uñas. Esto último puede hacerlo el propietario, siempre y cuando sea cuidadoso, utilice las herramientas indicadas y lo haga con asesoría veterinaria.
Los dientes sí necesitan cuidados particulares. “El principal problema dental de los perros y gatos es la enfermedad periodontal, producida por sarro o piedra acumulada. Por eso, debería realizárseles una limpieza una vez al año; ésta sí la hace el veterinario bajo sedación o anestesia ligera, porque se hace uso de equipos que pueden incomodar a la mascota,”, afirma Marczuk.
Gestación y crías
Los avances en la medicina veterinaria permiten actualmente llevar un control prenatal completo con ecos y radiografías. El doctor Marczuk afirma: “El primer control es para verificar la sospecha de embarazo identificando si hay corazoncitos en el útero. Luego, se repite una radiografía a las seis semanas y otra en la última etapa de gestión (sobre el día 45), para estar seguros de cuantas crías vienen”.
Romero recalca la importancia de conocer el número exacto de cachorros, ya que si falta alguno tras el momento del parto, podría haber complicaciones y necesitar el apoyo veterinario: “Las gatas exigen menos controles que los perros, pues son mucho más autónomas para parir”.
Las perras y gatas están preparadas para encargarse solas de sus crías, señala Marczuk, aunque se puede llamar al veterinario para consultarle alguna duda que pueda presentarse. Lo que recomiendan los expertos, aparte de realizar los controles prenatales, es propiciar que la mascota elija para parir un sitio tranquilo, no tan iluminado y sin corrientes de aire que puedan afectar a los cachorritos. Al nacer se deben revisar las crías y si hay cualquier anomalía consultar con el veterinario.
Controles especiales
Una rutina es la desparasitación de la mascota. “En los perros esto se hace al mes de nacidos y con el proceso inicial de vacunación. Luego, cada tres o cuatro meses durante toda su vida; puede hacerlo el veterinario o el dueño con su orientación”, explica Romero.
De igual forma, hay dos controles o intervenciones trascendentales que se realizan una vez en la vida del animal, y a solicitud del propietario. Una de ellas es ligar a las hembras para evitar embarazos no deseados. “Se recomienda que la hembra se opere —siempre y cuando el dueño no quiera tener cachorros— una vez cumplido el primer ciclo de vacunas y antes del primer celo”, dice Romero. Y si se desea una sola cría, se sugiere ligar luego del destete o durante la cesárea, si es necesaria.
En el caso de los gatos, los machos se castran de una manera muy fácil, evitando no sólo la concepción, sino también las complicaciones urinarias de las que suelen ser víctimas.